En el 'Tour la Paz' la expedición del FC Barcelona, se hospedará en el hotel Prima Royal Jersusalem. Los directivos y jugadores podrán admirar una imponente vista de la antigua Jerusalén. "A petición del Barça, el minibar de los jugadores estará completamente vacío, en sus habitaciones sólo habrá dos botellas con agua del tiempo y frutas", dijo Herman al mostrar a la agencia Efe las habitaciones y suites en un ala a la que tendrá acceso sólo el personal autorizado.
'Cashrut' es el término genérico para describir el conjunto de leyes que rigen la alimentación de los judíos observantes y que prohíben, por ejemplo, comer carne de animal que no tenga la "pezuña partida y rumie" o productos del mar que no tengan "escamas y aletas". "Tuvimos que explicarles (al Barcelona) estos requisitos y, tras escuchar sus necesidades, encontrar las mejores soluciones", agregó Herman.
Su hotel recibió "muchas peticiones sobre las habitaciones, sobre lo que ha de haber dentro, sobre la comida, qué calidad, qué tipo... todo con el fin de garantizar una dieta sana para los jugadores y al mismo tiempo gourmet".
Uno de los chef que vigilará que todo se cumple a gusto del equipo de Rosell es Dorón Groner, quien afirmó que "no habrá improvisaciones" en un menú que será "muy sano" y "muy natural". "Nos llega un chef del Barcelona para acompañar todo el proceso, los platos son simples pero de la mejor calidad, sin grasas y con pastas naturales y mucha verdura y frutas". El hotel se encargará del "catering" para antes y después de los dos entrenamientos (clinic) que los jugadores celebrarán con niños palestinos e israelíes, en Hebrón y Tel Aviv respectivamente.
Debido a la celebración del Ramadán, mes sagrado en el islam, el de Hebrón será después del "iftar", la comida con la que se rompe el ayuno diario, sobre las 19.40 de la tarde hora local (16.40 GMT). Durante este período, respetado por un considerable número de musulmanes en todo el mundo, la población local que no lo cumple y los visitantes extranjeros se abstienen de comer o beber en público, una costumbre que no podrá eludir el Barca hasta oír el petardazo que, a la caída del sol, pone fin a la jornada.
Las medidas de seguridad en el trayecto y en torno al hotel, descritas por Herman están "a la altura" de las que rodearon a la comitiva del presidente estadounidense, Barack Obama, hace unos meses. Además del cierre casi generalizado del hotel para cualquier persona que no se aloje en él, los tres autobuses de la delegación barcelonista irán escoltados en todo momento por policía israelí o palestina.
En el aeropuerto de Tel Aviv la delegación hará el control de pasaportes en el autobús y al pasar de Jerusalén a Belén tendrán abierta la compuertas del muro de hormigón que separa ambas ciudades desde 2003.
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