Ambos admitieron que la marcha de Guardiola del Barça y su año sabático en Nueva York generaron un distanciamiento entre los dos técnicos y sus respectivas familias.
El pasado julio, Pep sorprendió a todo el mundo durante una rueda de prensa: "Me fui a 6.000 kilómetros de distancia y pedí a la directiva del Barça que me dejaran tranquilo. Y no lo han conseguido. No han cumplido su palabra. Este año ha habido demasiadas cosas en que se han pasado de la raya. Utilizar la enfermedad de Tito Vilanova para hacerme daño es algo que no olvidaré nunca".
Tito Vilanova respondió: "Pep no estuvo acertado, me sorprendió. No creo que nadie de la Junta me haya utilizado para atacarle. A mí me han ayudado en todo lo posible. Me vi con Pep vino a verme 2 veces al hospital. Luego estuve 2 meses y cuando me operaron e hicieron el tratamiento no nos vimos, pero no fue por mi culpa. Él consideraría que era mejor no vernos. Es mi amigo y yo le necesitaba".
Tras ese cruce de manifestaciones en rueda de prensa, Guardiola le envió un mensaje a Vilanova, el cual respondió. Desde entonces, este contacto se ha convertido en práctica habitual, según informa el diario Sport.
El tratamiento de Tito y el trabajo de Pep aún no han permitido encontrase cara a cara, pero la relación parece que se va recuperando poco a poco.
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