Una grandiosa España se coronó este domingo por segunda vez campeona del mundo de balonmano, fulminando sin compasión a Dinamarca por 35-19. En ningún momento tuvieron opciones de quitarle a los españoles el triunfo, que suceden así a Francia en el historial.
Tres minutos tardó Dinamarca en disparar a la portería española y casi cinco en abrir su marcador.
Era el primer Mundial que España organizaba en su casa en toda su historia y los de Valero Rivera sabían que no podían fallar si querían sumar su segundo oro, tras el de Túnez en 2005.
De aquella selección sólo quedan Rocas y Alberto Entrerríos, que disputaba su último partido como internacional. El lateral gijonés acaba en el equipo ideal del torneo, junto a Aguinagalde.
Una nueva generación se abre camino y eligió el mejor escenario para presentarse a los ojos del mundo. El Palau Sant Jordi de Barcelona, mítico escenario de los Juegos Olímpicos del 92, repleto con 14.000 almas, presenció un paseo triunfal casi vergonzante por momentos.
Alineación:
España: Sterbik (p); Rocas (-), Maqueda (5), Aguinagalde (5), Cañellas (7, 1p), García (2), Rivera (6) -equipo inicial-, Entrerríos (3), Tomás (1), Sarmiento (1), Montoro (2), Morros (1), Ruesga (-), Ariño (-), Guardiola (2) y Sierra (ps).
Dinamarca: Landin (p); Eggert (3, 2p), Lindberg (1), René Toft (-), Mollgaard (4), Hansen (2), Nielsen (-) -equipo inicial-, Sondergaard (4), Mortersen (-), Markussen (2), Lauge (1), Noddesbo (1), Svan (-), Henrik Totf (1) y Green (ps)
Parciales cada 5 minutos:
3-1, 6-4, 8-5, 9-8, 14-9, 18-10 (descanso), 22-11, 26-12, 29-12, 30-15, 34-16, 35-19 (final).
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