El Barcelona abrió hoy el año en el fútbol español con un empate sin goles en la visita al Espanyol, con muro defensivo, presión y juego sucio, que el árbitro del encuentro amonestaba mas las protestas que las graves patadas que habían en el césped.
La jornada decimoctava de la Liga española comenzó con una pequeña sorpresa, pues el líder no pasó del empate ante un rival notoriamente inferior en un clásico catalán que tuvo más emoción que juego.
El Barcelona se encontró con un partido muy áspero. El Espanyol puso una marca al hombre sobre Sergio Busquets y la zaga recibió la orden de impedir cualquier progreso de los delanteros azulgranas, ya fuera yendo a por el balón o cortando con falta cada carrera.
A los 36 minutos. Messi fue objeto de la enésima falta y su lanzamiento directo lo estrelló en el palo tras un golpeo espectacular.
El Barcelona mejoró en el inicio de la segunda parte. Puso más jugadores en la medular para lograr superioridad y además movió la pelota con más dinamismo.
Luis Suárez tuvo una gran oportunidad en una jugada personal que culminó con un remate al palo cuando tenía todo a favor para marcar.
Esta vez el Barcelona no encontró la inspiración de sus delanteros y se quedó con un empate que le supo a poco.
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