Con tan solo 18 años, aquella noche sirvió para que Leo Messi dejara de ser una futura promesa para convertirse en una perla del presente. Regates, arrancadas a las que ahora ya nos tiene acostumbrados y descaro ante jugadores contrastados como Cannavaro o Vieira.
Además, el argentino fue el encargado de asistir a Iniesta en el segundo gol del Barça -el partido terminó en empate a dos-.
El Camp Nou enloqueció con la exhibición de Messi, pero también el propio Rijkaard, los jugadores de la Juventus y hasta Fabio Capello, que posteriormente reconoció que no había vista un recital de tal calibre sobre un terreno de juego. "Nunca había visto nada igual en un chico de 18 años, dijo Capello.
En aquel "Gamper de Messi" nació una leyenda que, hoy, diez años más tarde, sigue creciendo en todos los sentidos. Fue el 'día 1' del mejor jugador del mundo y, para muchos, el mejor de la historia.
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