La escena se produjo en el hotel de Zúrich antes de que los nominados en la gala del Balón de Oro se desplazaran al Palacio de Congresos. En el hall estaban Cristiano Ronaldo y su madre, sentados en un sillón, hablando y riéndose con el hijo del futbolista. Por el pasillo apareció Messi junto a su mujer y Cristiano Ronaldo Jr le echó el ojo.
Se fue de los brazos de su padre hasta llegar al argentino y, con timidez, le miró de arriba a abajo. Quería darle la mano.
La reacción de Messi fue pararse de inmediato, acariciarle y le dijo al hijo de Cristiano: “¿Qué pasa? ¿Cómo andas?”. El niño siguió mirándole sin soltar palabra. La respuesta de Cristiano Ronaldo, desde el sofá, fue mirar con complicidad a Messi y a su hijo y decir: “Es que ve un vídeo en Internet de todos y ahora habla de ti”. Messi, asintió, y volvió a acariciar a Cristiano Ronaldo Jr. El padre comentó a su hijo: “¿Es que ahora tienes vergüenza?”
La secuencia no tendría porque sorprendernos ni tampoco considerarse como algo fuera de lo normal. Pero se trata de Cristiano Ronaldo y Messi, dos rivales que pelean por los títulos colectivos e individuales. Los aficionados les ven como enemigos, los enfrentan, los comparan y sacan las virtudes y los defectos de uno y otro. La prensa también lo hace. Algunos con más respeto que otros. Pero esta escena de Zúrich viene bien para sanear la imagen, muchas veces equivocada, de confrontación que nos imaginamos. El hijo de Cristiano Ronaldo admira y le gusta Messi. Es lógico y normal. Como tan natural es que la estrella del Real Madrid y el Barcelona tienen una relación fluida y cariñosa cuando se ven y coinciden.
Lo pudimos comprobar en la rueda de prensa antes de la gala. Los dos estuvieron cordiales cuando les preguntaron si les gustaría jugar juntos. No evitaron afirmar que sería un privilegio y no escatimaron elogios el uno del otro. Esto no es nuevo. Ya sucedió en la última final de Copa en Valencia que gana el Real Madrid al Barcelona. Cristiano Ronaldo, al final del partido y vestido de calle porque no jugó por una lesión, entró al césped a consolar a Messi. Esta es la cara más amable del fútbol que nos deja ahora otra escena todavía más enternecedora, que sirve para desdramatizar y rebaja tensiones. La que captaron las cámaras de Real Madrid Televisión en el hall del hotel de Zúrich entre el hijo de Cristiano Ronaldo y Messi.
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