El 24 de septiembre de 1957 el FC Barcelona vivió uno de los días más felices de su historia. Cien mil seguidores culés fueron hacia el barrio de Les Corts, ya en el límite con L’Hospitalet, para asisitir a un momento soñado por todos: la inauguración del Camp Nou.
En la inauguración del Camp Nou, de la que hoy se cumplen 57 años. Hacía 7 años desde que la junta que presidía Agustí Montal i Golobart había adquirido los primeros terrenos, casi 4 desde que Francesc Miró-Sans, su gran valedor, había ganado las elecciones a Amat Casajuana y 3 años y medio que se había colocado la primera piedra (28 de marzo de 1954).
El proyecto fue encargado a los arquitectos Francesc Mitjans, Josep Soteras y Lorenzo García-Barbón.
Se eligió el día de la patrona de Barcelona, la Virgen de la Merced, para inaugurar oficialmente el nuevo estadio... aunque quedaba aún mucho para hacer. Tanto dentro del recinto como fuera. Los accesos, por ejemplo, eran impresentables. Cabe recordar que el primer partido de Liga, ante el Sevilla, fijado para 15 de septiembre, ya se había aplazado de antemano.
La inauguración iba a ser inolvidable. La junta había creado una comisión organizadora de alto nivel, que trabajó durante meses, encabezada por Aleix Buxeres, responsable de las relaciones públicas y Nicolau Casaus, 'alma mater' del programa de actos.
Antes del día señalado se llevaron a cabo un buen número de actividades, desde una romería a Montserrat a conciertos, exposiciones y verbenas. Franco, poco antes de evento, excusó su asistencia y delegó su representación en el ministro secretario general del Movimiento José Solís Ruiz y el Delegado Nacional de Deportes José Antonio Elola-Olaso. Un alivio para muchos.
Se preveía mal tiempo pero, a la hora de la verdad, lució un espléndido sol. Los actos se iniciaron con una solemne misa oficiada por el arzobispo Gregorio Modrego Casaus -primo del futuro vicepresidente- a la que siguió la bendición del estadio. Luego hubo bailes folclóricos, actuación de bandas, el Orfeó Català y los Cors de Clavé y una monumental sardana bailada por mil quinientos ‘dansaires’, antes de que once mil palomas y centenares de globos fueron elevados al cielo barcelonés.
Como preludio del partido inaugural, en el que el Barça debía enfrentarse a la selección de Varsovia, desfilaron representantes de las secciones y penyes blaugrana así como de un buen número de clubs catalanes.
Cerró el desfile el RCD Espanyol. Eulogio Martínez tuvo el honor de marcar el primer gol del Estadi, a los 11 minutos. Hubo un pacto tácito para que un blaugrana abriera el marcador y un minuto después, Zumborski empató. A partir de ahí empezó el partido de verdad, que acabó con triunfo local por 4-2.
Hoy hace 57 años, la historia de este recinto mágico que muy pronto, tras refrendarlo los socios en las urnas, se transformará a para ser, de nuevo, un estadio acorde al nivel de la entidad.
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