Los jóvenes culés fueron claramente superiores a sus competidores durante todo el torneo y contaron en sus filas con el jugador más valioso, el catalán Adriá Capdevila. Sin embargo, lejos de presumir de ello, los niños de 13 años no dudaron en consolar a rivales, que lloraban desconsolados tras el pitido final.
No es la primera vez que este equipo tiene un comportamiento así. El pasado mes de abril ganaron la Copa Internacional del Mediterráneo, batiendo en la final a su máximo rival, el Real Madrid. En aquella ocasión, los chicos del Barça también demostraron su deportividad abrazaron a los merengues, que lloraban tras derrota.
